Que pena pena que tiene
la niña que se ha perdido,
que triste triste se queda
porque no encuentra el camino.
Dame la mano y confía,
-la consolaba la luna-.
Te llevaré a aquella tierra
donde no hay niñas perdidas,
encontraras un camino
y llegaras algún día,
a ese sitio que soñabas
y ni sabes que existía.
Que dulce dulce es la luna
que se ha llevado a la niña
y la guiado a ese mundo
en que todo es fantasía.
No dejes de soñar nunca
no olvides la luna, niña,
que en el día que la olvides
volverás a estar perdida.
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